Thursday, March 02, 2006

Recordando los viejos tiempos...

Mientras operaban a mi hermano temprano en la mañana, salí a desayunarme algo, porque soy de las que no puede estar sin esa primera comida del día, pues me pongo de mal humor, me da dolor de cabeza y la tripas empiezan a gritarme, todo esto porque papi es de esos desesperados que arrancan en el carro cuando uno tiene un pie afuera y otro adentro.

Así que recorriendo la Calle el Sol, o "La Ciudad", como todos los santiagueros la conocen, no era raro que en nuestros recorridos sabatinos juveniles Marlen y yo nos fueramos a recorrer tiendas a ver qué encontrabamos.

Así que cámara en mano, salí a recorrer aquellos espacios que tantos recuerdos me trajeron de mis andanzas de adolescente, D'Esteban, la tienda que fue mucho tiempo la de los jevitos, donde Sharo me compraba mi ropita para figurear los domingos, La Opera, El Baúl, en fin son interminables...


"Luz al final del tunel"

Esta panadería que está en plena calle el sol, al frente del Centro de la Cultura, nos sirvio a mi mamá *e.p.d*, para darnos sendas harturas de panes rellenos de jamon y queso, con jugo de naranja Rica, corria el 1984, yo con tiernos 5 años acompañaba a mi mamá a los pedaje a comprar los vegetales de la semana, cojiamos un conchito de la C y recorriamos felices todo el borde del río Yaque del Norte, así caminabamos hasta llegar a nuestro destino. Yo creo que mi espíritu independiente y nada miedoso para andar en la calle lo heredé de mi mamá, todos esos colores y olores mezcclados con el pueblo, la simpatia de mi madre con las marchantas, las remolachas, las zanahorias, el repollo que tanto me gustaba ver a las marchantas guayar, nunca me dejaba de sorprender la gran habilidad de estas para cortar los trozitos tan parejitos, el cuchillo filosito y un pedazo de goma del lado opuesto para evitar cualquier accidente, los puestos de Santería. Me encantaba escaparme de la mano firme de mi madre para ir a deleitarme en solitario por todos lados, preguntando viendo y oliendo, observando atentamente todo ese mundo en movimiento, que muchos ignoran y no creo que se mostrarían con mucho interés en recorrer, debido al fuerte espectáculo popular que ahí se desarrolla. Y así mami me decia que ya que estabamos tan cerca de la ciudad que si nos sobraba dinero podiamos ir a comprar uno de esos ricos panes y "desañugarnos" con Jugo de naranja Rica. Desde dos cuadras antes le llegaba a uno ese mismo olrcito que no ha cambiado para nada, los mismos panes, la misma gente, lo único que ha cambiado es que tienen una máquina de Nescafé y un microwave para calentar los panes que antes mantenian tibios con bombillos.

Frente al parque había una muestra muy chula de las caretas del carnaval en honor al gran artista Gorgi Morel.

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